Antonio Lobato (Oviedo, 1965) lleva más de dos décadas siendo la voz de la Fórmula 1 en España. Tras una amplia trayectoria repartida entre prensa escrita, radio y televisión, en 2004 pasó a convertirse en el narrador de la F1 con la llegada de este deporte a Telecinco y coincidiendo con la eclosión definitiva, que llegó con los títulos de Fernando Alonso en 2005 y 2006. En todo este tiempo, los derechos de emisión de F1 en España han cambiado de manos en varias ocasiones, pero en todos esos destinos siempre ha desembarcado Antonio Lobato para seguir poniendo la voz a todo lo que ocurre en el “Gran Circo”.
Más allá de su estrecha vinculación con la F1, en su caso también existe pasión por el mundo de las dos ruedas y desde dos vertientes diferentes: la de aficionado y la de usuario de moto. De hecho, es admirador confeso de Mick Doohan y propietario de una BMW R 1300 GS, por la que se decantó en cuanto tuvo la oportunidad de probarla. Ahora es su compañera de viajes… siempre que la nutrida agenda de narraciones de la F1 se lo permite.
Ahora es diferente. Es divertido, porque supone volver a tener contacto con mucha gente a la que no ves desde hace tiempo. Volver a charlar, volver a ver cómo funciona todo, ver cómo ha cambiado la vida dentro de las carreras, ver cómo ha cambiado la F1 y la forma de trabajar…
Y en el caso del GP de España, además, es ese contacto directo con la gente. En mi caso, es un privilegio, porque me están esperando con pancartas, banderas… Es una pasada.
Lo que pasa es que también coincidió mi llegada con, muy pronto, el momento más estelar de la Fórmula 1 en nuestro país. Las carreras se hacían en abierto y era una fiebre. Alonso se convirtió en algo que fue la leche. Y como yo era el que estaba ahí, el que hablaba con Fernando, el que hacía reportajes con él y la voz que narraba sus carreras, se produjo ese efecto de que la gente me cogiera mucho cariño. Ahora, años después, es súper bonito, porque vas al Circuit de Barcelona-Catalunya y descubres que los hijos de los que veían las carreras en 2005 y 2006 van ahora, y se han hecho también ‘Alonsistas’ o ‘Carlistas’. Es una pasada.
El gusto por las motos viene desde hace muchos, muchos años, porque he tenido moto también desde hace muchos, muchos años. Hay que reconocerlo: yo era más motero que ‘formulero’. Me levantaba para ver las carreras de 500cc y viajaba a algunos Grandes Premios. De hecho, hubo años de hacerme las tres que había en España en ese momento, Jerez, Barcelona y Valencia.
Tuve muchas deportivas y creo que es un paso natural. Poco a poco te vas convirtiendo en alguien más sereno. Ya no quieres ir tan rápido por la vida, quieres disfrutar de todo y quieres más comodidad. Y creo que las maxi-trail tienen eso, que valen para viajar, que es lo que realmente busco ahora: una moto que me permita viajar. Que tengan una estética que a mí me guste también y que son muy polivalentes. Por eso me he metido ahora en ese grupo de los ‘maxi-traileros’.
Ya no lo uso, porque se ha quedado muy viejecillo y no sé yo si aportará mucha seguridad… Pero sí, Doohan era un ídolo de cuando viajaba a las carreras. Además de seguir a los pilotos españoles, Doohan era un crack. Para mí era un ídolo, me parecía el mejor. Además, me gustaba mucho el diseño del casco, porque me parecía muy bonito, y además he tenido como dos o tres cascos de Doohan. El último es el que todavía mantengo y lo tengo ya un poco como una reliquia.
No lo utilizo mucho, sólo cuando tenemos alguna carrera de karting. Me acuerdo que una vez en una carrera de karting en la que estaban Carlos Sainz y Daniel Ricciardo, cuando me vio Ricciardo me dijo “Ey, ¿por qué tienes tú ese casco?”, porque le sorprendió que llevase el casco de un australiano. Y le dijo “Es que es mi ídolo”. Le hizo mucha gracia.
Yo se lo he confesado a Crivillé, al que he conocido y tengo mucho aprecio. Me gustaba mucho, pero yo era de Doohan. También coincidió que hubo un año que Doohan se hizo daño que fue el año que ganó Crivillé, y yo iba a muerte también con Crivillé. También era muy “Chequista” yo; también he tenido la fortuna de conocerle. La verdad es que animábamos a todos, pero yo tenía una preferencia especial por Doohan, porque me parecía un crack, un fuera de serie.
Me apetecía probarla, porque todo el mundo me hablaba muy bien de ella. Probé una y dije “¿Para qué puñetas la he probado?” (Risas). Noté una diferencia muy grande con la mía, que era una moto muy buena e iba muy bien, pero esta te permitía hacerlo todo muy fácil. Básicamente, me sorprendió que era muy fácil de llevar, que te perdona mucho si te equivocas, aparte de la estética y toda la tecnología que lleva. Y también me llamó mucho la atención el sistema ASA (asistente de cambio de marchas automatizado), que no necesita maneta de embrague, porque tengo una mano que está un poco fastidiada, y para mí era un gran conflicto tener que embragar, soltar… Es cierto que en la que tenía antes sólo lo hacía para meter primera, pero me fastidiaba. Pero como vi que en esta podía no tener la maneta, quise probarla, y es una maravilla y un descanso para mi mano también.
Voy a comprobarlo realmente ahora, porque hace poco que la tengo y de momento he hecho pequeñas salidas. Me voy a tierras turolenses con mi mujer y vamos a estar por Albarracín, y en julio me voy a los Alpes. Tengo muchísimas ganas, porque creo que es la moto perfecta para hacer este tipo de viajes.
Me quedó lejos, porque en la zona en la que estuve está como a 200 km. En Barcelona estuve con Pol Espargaró, que es un tío espectacular, un encanto, y me decía que fuese y que me enseñaba todo de MotoGP, pero estaba lejos. Le he dicho que a Valencia, que creo que no tengo carrera, iré.
¿Sabes lo que pasa? Que ahora estoy muy desconectado. Toda la parte más técnica tendría que estudiarla mucho, me falta mucha información. Creo que ya es demasiado tarde. Ya he tenido que aprender mucho para hacer F1 y meterme ahora en MotoGP sería complicado. Lo que quiero es ir como aficionado, volver a ir como aficionado y disfrutar un fin de semana de carreras de MotoGP. Pero narrar… Ya estoy cansado de trabajar, ahora quiero disfrutar (Risas).