Desafía la gravedad.
El muro de la muerte original es un impresionante espectáculo de motos lleno de tradición y estilo.
Tres R 25 estaban allí para el arranque del festival Pure&Crafted 2016. Donald, Clemens y Peter Petersen dieron su habitual vuelta simultánea a lomos de esta moto. Kara Satana, la única motorista alemana del muro de la muerte, también mostró a la multitud algunas arriesgadas maniobras sobre su moto en el muro de la muerte más antiguo del mundo.
Movimientos rápidos
La importancia de la auténtica fuerza física
Cuando el muro de la muerte más antiguo del mundo hizo su última aparición en Berlín, su ciudad de origen, dentro del festival Pure&Crafted de 2015, incluso Donald Ganslmeier sintió la presión. El actual propietario y genuino motorista del muro de la muerte, también conocido como «Don Strauss», compró el muro solo unos años antes a su antiguo propietario, Hugo Dabbert, y lo restauró pieza por pieza. El tambor, compuesto de 18 elementos murales, casi 10 metros de diámetro y seis metros de alto, fue uno de los últimos módulos de este «muro de la muerte», que todavía puede encontrarse en su estado original de 1928 y que ahora descansa en un almacén.
Pilotar por el muro de la muerte no es tarea fácil. Se tardan aproximadamente dos días en conseguir que la parte inferior quede totalmente recta, en levantar las paredes y en amarrarlas con cables metálicos, en preparar la tribuna de espectadores y el desfile y en colgar la carpa del mástil central de 12 metros. En conjunto, son casi 25 toneladas que hay que descargar de dos semirremolques y otras 7,5 toneladas más que, posteriormente, habrá que volver a cargar cuando termine el espectáculo. Y, evidentemente, solo con la fuerza física.
Donald Ganslmeier
Una buena dosis de valentía
«Cuando llegaban al pueblo los pilotos que se iban a subir al muro de la muerte, era mejor no dejar que tus hijas fueran a la feria», o al menos eso es lo que Donald Ganslmeier siempre cuenta. Tras finalizar el servicio militar, cogió su moto y se fue a Inglaterra, donde aprendió el arte de las acrobacias en el muro de la muerte de la mano de toda una leyenda como Ken Fox. Desde entonces, se ha dedicado en cuerpo y alma al mundo del espectáculo.
No cabe duda de que se necesita cierta dosis de valentía para conseguir mantener el equilibrio sobre la plataforma de lanzamiento inclinada durante un par de vueltas, subir de marcha y, finalmente, pasar a la superficie vertical cuando se consigue la velocidad y el impulso apropiados. Es necesario alcanzar al menos 45 km/h para que la presión de contacto mediante las fuerzas centrífugas sea lo suficientemente elevada como para atraer a la moto y a su conductor hacia la pared con más de 3 G.
Una vuelta suele durar unos tres segundos; esta indicación puede servir de guía a los principiantes para que no tengan que recurrir al velocímetro. Lo más difícil es cogerle el truco a la sensación de mareo que aparece al principio, o no alcanzar la velocidad suficiente para deslizarse por la pared. «Cuando después de muchas vueltas de práctica finalmente consigues lograr la suficiente seguridad para dar vueltas en una pista con una superficie desigual, la sensación es increíble», explica Clemens.
Kara Santana
Una flota de motos nuevas
un bastidor, dos ruedas de 19 pulgadas, el depósito original, un asiento de muelles y un motor de 12 HP con carburador Bing. El escape no es más que un tubo cromado; las placas de protección o incluso los faros añadirían un peso innecesario. Se les aplicó una nueva capa de pintura a todas las piezas y el depósito incluso recuperó su perfilado blanco. «Una potencia de 12 HP es más que suficiente, pero tuvimos que apretar la suspensión para que no se moviese tanto», nos comenta Clemens, carpintero de profesión y el piloto más joven de los «Motorellos». Mientras nos explica esto, se mueve hacia las columnas de suspensión traseras de su BMW. Un trabajo para el próximo invierno.
Camisas planchadas y pantalones de montar
Sin casco y sin seguro
Aunque el espectáculo parezca sencillo, siempre conlleva algún riesgo. Un riesgo que se asume hasta cuarenta veces al día en eventos como los BMW Motorrad Days de Garmisch-Partenkirchen o el Oktoberfest de Múnich, en los cuales la asistencia de visitantes es tan alta que hay que realizar un espectáculo cada media hora hasta bien entrada la noche. Sin casco ni suelos dobles. Los pilotos necesitan estar constantemente concentrados y terminan agotados.
Cuando Ganslmeier explica al público que ninguna aseguradora está preparada para asegurar a sus pilotos contra los posibles accidentes, no está de broma. El grupo de riesgo puede ser relativamente pequeño, entre cincuenta y sesenta pilotos en todo el mundo, pero, sin embargo, el riesgo de accidente está presente en todas y cada una de las vueltas. Es por eso que estos temerarios pilotos se sienten muy agradecidos al final de un espectáculo por todas y cada una de las donaciones que reciben para el fondo del seguro que ellos mismos han creado.