Hay que tener mucho estilo para conducir una chopper de BMW.
Cuando Yasunobu llegó a Múnich hace cinco años, tenía claro que quería conducir una chopper en su nuevo hogar. Dado que desde su balcón se veía el edificio con forma de cuatro cilindros de BMW, difícilmente podría haber estado más cerca de una chopper de BMW.
Criado en Yokohama, Yasu-San entró en contacto con las motos cuando era tan solo un niño. Había un tipo en su barrio que conducía una extraña moto a altas horas de la noche por las calles de Yokohama y Tokio con la intención de armar jaleo. Era por supuesto miembro de la conocida banda Bosozoku, cuyos componentes convertían la carretera en un lugar peligroso y provocaban a la gente de forma ruidosa, a menudo en grandes grupos y siempre sin tubos de escape. Así que no es de extrañar que Yasunobu, tras vivir estas experiencias, no haya querido seguir los patrones establecidos por la sociedad japonesa y prefiera explorar el mundo con su moto.
Yasunobu Watanabe
Encontró su BMW en la región de Múnich gracias a un pequeño anuncio de Internet, completamente desmontada y guardada en cajas, y se la compró a un hombre de edad avanzada a muy buen precio. Sin contar con ninguna documentación sobre las modificaciones que le habían hecho, comenzó a montarla pieza por pieza en su piso, hasta que su mujer se puso firme. A partir de ese momento, continuó el resto del trabajo en el garaje de otro amante de las motos en el barrio muniqués de Neuperlach. «Solía pulir piezas del bloque del motor en el salón, hasta que mi mujer empezó a odiarlo», añade con una sonrisa.
Un motor de 750 c. c. y 5 cilindros de 1972 constituye el elemento estrella de este modelo único. El año de fabricación 1973 está grabado en el bastidor, en el que también va atornillado un colín curvado de fabricación casera. Encontró el respaldo cromado de una Kawasaki en Internet y lo colocó en un abrir y cerrar de ojos. Hizo lo mismo con unos intermitentes originales que instaló en lugar de los ojos de buey que le habían entregado. Yasu no está seguro de dónde salió la larga horquilla. Cree que puede ser una horquilla de AME.
«El trabajo que han hecho en el sistema eléctrico no es muy profesional, pero prefiero que los cables estén sueltos, así es más fácil repararlos que cuando están escondidos en el bastidor», admite. A veces le causan problemas y tiene que pararse a un lado de la carretera para repararlos. Pero en general, es una moto fiable con la que conduce cada día hasta su trabajo, un café vegano en Schwabing, en el que trabaja como chef. Renunció a su antiguo trabajo como diseñador web porque no le gustaba trabajar delante de un ordenador y en el café puede conocer a mucha gente nueva.
Yasunobu Watanabe
¿Por qué acabó precisamente en Múnich? Por amor, por supuesto. Durante su viajes por la India, conoció a un bávaro que lo puso en contacto con su hija. Ella necesitaba algunos consejos para su próximo viaje a Japón. Tras muchos correos electrónicos y llamadas por Skype, fueron intimando, quedaron para conocerse y acabaron enamorándose. Cuando se produjo el terremoto en la primavera de 2011 y Yasunobu perdió su fe en las declaraciones del Gobierno japonés sobre la radiación nuclear en el medio ambiente y los alimentos, su emigración a Alemania ya era un hecho consumado. Tenía dos cosas muy claras: no sería capaz de aguantar mucho tiempo sin una chopper y tendría que ser una BMW.